miércoles, 30 de noviembre de 2011

ER – IV BIMESTRE – 3ro de Secundaria

EL BAUTISMO

1. Naturaleza, Institución y necesidad del Bautismo

«El Bautismo es el sacramento de la fe por el cual el cristiano renace a la vida divina, es hecho hijo de Dios, miembro de la Iglesia y partícipe de la divina naturaleza y, por lo mismo, realmente santo».

2. El nombre del Bautismo

«Este sacramento recibe el nombre de Bautismo en razón del carácter del rito central mediante el que se celebra: bautizar (Baptizein en griego) significa sumergir, introducir dentro del agua. La inmersión del agua simboliza el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo de donde sale por la resurrección con Él como nueva criatura.

3. Institución del Bautismo

En cuanto a la institución del bautismo es una verdad de fe que fue instituido por Cristo.

Aunque ignoramos el momento preciso en que lo hizo, es evidente la familiaridad de Jesús con el rito del bautismo. Cabe puntualizar que en tiempos de Jesús existían ritos bautismales y hacían uso del agua por la simbología que este tenía para sus contemporáneos. Pero el bautismo del Señor se diferenciaría de estos.

4. El rito bautismal

El «rito esencial» por el que se confiere el bautismo consiste en una aplicación del agua al cuerpo del que se bautiza, de manera que, según la estimación común, hay un verdadero lavado, acompañada de las palabras: N., yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

La «materia» es el agua común o natural derramada sobre la cabeza del que se bautiza. La «forma» son las palabras (fórmula trinitaria) que Jesús señaló en el Día de su ascensión.

Sin estos dos elementos esenciales del rito no habría signo sacramental ni, por tanto, bautismo. La ceremonia no tendría ninguna validez: no existiría como sacramento ni produciría por tanto sus efectos.

5. Necesidad del Bautismo

El bautismo es necesario de medio, para la salvación eterna. Así lo indicó Jesús, de manera absoluta y sin excepciones, en su conversación con Nicodemo.

Sin embargo, en cuanto a la infusión de la gracia santificante y al perdón de los pecados (no en cuanto al carácter), el bautismo propiamente dicho o bautismo de agua puede ser suplido por:

a. El «bautismo de sangre o martirio», es decir, la muerte violenta sufrida por causa de Cristo, tanto en los que tienen uso de razón como en los que no lo tienen; así lo demuestra la antigua celebración de la fiesta de los Santos Inocentes.

b. El «bautismo de deseo», es decir, el acto de amor de Dios unido al deseo, que basta que sea implícito, de recibir el bautismo; el bautismo de deseo sólo se puede dar, por tanto, en los adultos con uso de razón, no en los niños.

6. Ministro del Bautismo

«Son ministros ordinarios del Bautismo, el Obispo y el Presbítero, y, en la Iglesia latina, también el diácono»

En caso urgente con peligro de muerte, toda persona puede administrar válidamente el Bautismo, siempre y cuando tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia, aunque ni siquiera sea cristiana. En este caso lo que ha de hacer es precisamente el rito esencial: derramar tres veces agua sobre el bautizado, diciendo las palabras «yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».

7. Sujeto del Bautismo

Es sujeto capaz de recibir el bautismo «todo ser humano aún no bautizado y sólo él»

a. Bautismo de adultos

Entendemos aquí por adultos los que ya han pasado de la infancia y tienen uso de razón.

Para que un adulto reciba «válidamente» el bautismo ha de tener la intención explícita de recibirlo aunque también cabe una intención implícita (p. e.: un moribundo que se sabe que se quería bautizar).

Para que lo reciba «lícitamente», debe conocer las principales verdades de la fe (que existe Dios, que es remunerador, que en Dios hay tres personas) y las principales obligaciones cristianas; además debe haber sido probado en la vida cristiana mediante el catecumenado (preparación para el bautismo) y ha de tener dolor de sus pecados.

b. Bautismo de niños

Respecto al bautismo de los niños, por una parte, los padres católicos «tienen la obligación de hacer que sus hijos sean bautizados en las primeras semanas».

Por otra, el bautismo no se debe administrar a los hijos de padres que no den su consentimiento o si no hay esperanza de que el niño vaya a ser educado en la fe católica. Pero en peligro de muerte, puede bautizarse a todo niño que no lo esté y no haya alcanzado el uso de razón, a pesar de la oposición de sus padres.

8. Requisitos para ser padrino de Bautismo

Para que alguien sea admitido como padrino, es necesario que:

a. Haya sido elegido por quien va a bautizarse o por sus padres o por quienes ocupan su lugar o, faltando éstos, quien el párroco o ministro, y que tenga la capacidad para esta misión e intención de desempeñarla.

b. Haya cumplido dieciséis años, a no ser que el Obispo diocesano establezca otra edad, o que, por justa causa, el párroco o el ministro consideren admisible una excepción.

c. Sea católico, esté confirmado, haya recibido ya el sacramento de la Eucaristía y lleve, al mismo tiempo, una vida congruente en la fe y con la misión que va a asumir.

d. No esté afectado por una pena canónica, legítimamente impuesta o declarada.

e. No sea el padre o la madre de quien se ha de bautizar.

9. Efectos

a. La infusión de la gracia santificante, a la que acompañan las virtudes infusas y los dones del Espíritu Santo.

b. El perdón de todos los pecados, tanto del original como de los actuales, y no sólo de los mortales sino también de los veniales.

c. El perdón de toda pena debida por los pecados. Es decir, no sólo de la pena eterna (lo que ocurre siempre que se perdonan pecados mortales a través de la infusión de la gracia santificante), sino también de toda la pena temporal.

d. El carácter bautismal, que es un signo imborrable que nos asemeja a Cristo y que da la capacidad de recibir los otros sacramentos.

e. La gracia sacramental, que en el caso del bautismo viene a ser la misma gracia santificante con un derecho a especiales ayudas para ejercitar la fe, llevar una vida verdaderamente cristiana y recibir debidamente los demás sacramentos.

f. La incorporación del bautizado al cuerpo de Cristo que es la Iglesia, cuya unidad construye el bautismo.

LA CONFIRMACIÓN

1. Definición y naturaleza del sacramento de la confirmación

La Confirmación es el sacramento que fortalece y completa la obra del Bautismo. La misma palabra, Confirmación que significa afirmar o consolidar, nos dice ya mucho de lo que ella obra en el cristiano.

Por implicar perfección y consumación de la gracia y el carácter del bautismo, este sacramento forma parte de la iniciación cristiana. Confirmar significa afirmar o consolidar, y por ello la confirmación lleva a su plenitud lo que en el bautismo era sólo inicio.

Por este sacramento, el bautizado se fortalece con el don del Espíritu Santo. Se logra un arraigo más profundo a la filiación divina, se une más íntimamente con la Iglesia, fortaleciéndose para ser testigo de Jesucristo, de palabra y obra. Por él es capaz de defender su fe y de transmitirla; de luchar con fortaleza por nuestra santificación y colaborar eficazmente en la santificación del mundo.

2. Institución del sacramento de la confirmación

El sacramento de la confirmación, como todos los sacramentos, fue instituido por Cristo.

No se sabe cuándo lo hizo. Unos piensan que quizá fue en la Última Cena, y que de esto vendría que la consagración del crisma se haga el Jueves Santo, de lo cual parece que hay ya testimonios en el siglo III. Otros piensan que lo instituyó después de la resurrección y que comenzó a estar vigente después de Pentecostés.

Sobre la sacramentalidad de la Confirmación se desprende de estos hechos:

a. Los Apóstoles efectuaban un rito consistente en la oración y la imposición de las manos;

b. El efecto de este rito externo era la comunicación del Espíritu Santo, principio de la santificación interna;

c. Los Apóstoles actuaban en cumplimiento de la voluntad de Cristo.

3. Celebración del sacramento de la confirmación

En el rito latino, la ceremonia completa de la Confirmación consta fundamentalmente de la renovación de las promesas del bautismo (renuncia a Satanás y profesión de fe), seguida de una imposición de las manos y de la unción con el crisma en la frete de cada uno de los confirmandos, unción que hace el ministro con el pulgar de la mano derecha y en forma de cruz.

Si es posible, la confirmación se debe de administrar en una iglesia y dentro de la misa. Cuando se hace dentro de la misa, el sacramento se confiere después de la liturgia de la palabra y antes de iniciar la liturgia eucarística.

4. Materia y forma del sacramento de la confirmación

La «materia» de la confirmación es el «Crisma». El crisma es un aceito consagrado por el obispo en la Misa Crismal del Jueves Santo. El aceite que se consagra o bendice para confeccionar el crisma es aceite de oliva mezclado con una pequeña cantidad de bálsamo.

La «forma» de la confirmación es «la unción que va acompañada de unas palabras que expresan lo que significa este gesto y son, por tanto, parte integral del signo sacramental. En el rito latino, las palabras son: NN, recibe por esta señal el don del Espíritu Santo».

5. Ministro de la confirmación

El «ministro originario» de la confirmación es el obispo. Un texto de los Hechos de los apóstoles narra cómo para confirmar a los que había bautizado el diácono Felipe fueron dos apóstoles –en este caso San Pedro y San Juan, que eran dos ministros que gozaban de la plenitud del sacerdocio que tienen los obispos.

En el rito latino, el obispo es el ministro ordinario de la confirmación. El obispo diocesano debe en principio administrar la confirmación por sí mismo o por otro obispo, aunque si la necesidad lo requiere, puede facultar a uno o más presbíteros para que lo hagan.

El «ministro extraordinario» es «el presbítero dotado de facultad por el derecho común o por concesión peculiar de la autoridad competente» (cf can. 1313).

6. Sujeto de la confirmación

«Todo bautizado, aún no confirmado, puede y debe recibir el sacramento de la confirmación».

Para recibir «válidamente» la confirmación, en el bautizando con uso de razón se precisa también la intención. Para recibirla «lícitamente», el bautizado con uso de razón debe además tener la debida instrucción y estar en gracia de Dios.

En cuanto a la edad del sujeto, la práctica general de la Iglesia latina es que no se confirme a los niños antes de que alcancen el uso de razón. Pero se puede anticipar su administración si hay peligro de muerte o si es conveniente por otras razones justas.

Para recibir la Confirmación es preciso hallarse en estado de gracia. Conviene recurrir al sacramento de la Penitencia para ser purificado en atención al don del Espíritu Santo.

7. Efectos de la confirmación

a. Aumento de los dones del Espíritu Santo;

b. Hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia;

c. El carácter propio de este sacramento, que es un sello del Espíritu Santo que «marca la pertenencia total a Cristo, la puesta a su servicio para siempre». Este «carácter» también perfecciona el sacerdocio común de los fieles, recibido en el Bautismo.

8. Necesidad del sacramento de la Confirmación

El bautismo es el «único sacramento absolutamente necesario para la salvación». La confirmación, pues, ser necesaria sólo de modo relativo; es decir, que se requiere no absolutamente para salvarse, sino sólo para llegar a vivir con plenitud la vida cristiana.

El derecho vigente prescribe a todos los fieles la obligación de confirmarse en el tiempo oportuno, por lo que, si se dejara de recibir por menosprecio o negligencia, se pecaría gravemente.

LA EUCARISTÍA

1. Definición y Naturaleza de la Eucaristía

«La Eucaristía es el sacrificio mismo del Cuerpo y de la Sangre del Señor Jesús, que Él instituyó para perpetuar en los siglos, hasta su segunda venida, el sacrificio de la cruz, confiando así a la Iglesia el memorial de su Muerte y Resurrección. Es signo de caridad y banquete pascual, en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la vida eterna».

La Eucaristía también es «el memorial de la Pascua de Cristo» (en un «sacrificio» incruento), es decir, de la obra de la salvación realizada por la vida, la muerte y la resurrección de Cristo, obra que se hace presente por la acción litúrgica.

A la Eucaristía se le llama «el sacramento por excelencia», porque en él se encuentra Cristo presente, quien es fuente de todas las gracias. Además, todos los demás sacramentos tienden o tienen como fin la Eucaristía, ayudando al alma para recibirlo mejor y en la mayoría de las veces, tienen lugar dentro

Finalmente, por la Eucaristía nos unimos ya a «la liturgia del cielo» y anticipamos la «vida eterna», cuando Dios será todo en todos.

2. Nombres que recibe este Sacramento

Eucaristía porque es acción de gracias a Dios. Las palabras "eucharistein" y "eulogein" recuerdan las bendiciones judías que proclaman –sobre todo durante la comida – las obras de Dios: la creación, la redención y la santificación;

  1. Banquete del Señor.
  2. Fracción del pan.
  3. Asamblea eucarística (synaxis).
  4. Memorial de la pasión y de la resurrección del Señor.
  5. Santísimo Sacramento porque es el Sacramento de los Sacramentos.
  6. Comunión.

3. Institución de la Eucaristía

La Eucaristía fue instituida por Cristo y consta claramente en la Sagrada Escritura en el relato de la Última cena.

Los textos de la institución de la Eucaristía coinciden en lo esencial y tienen semejante estructura literaria.

4. Materia de la Eucaristía

La Eucaristía tiene como “materia” pan de trigo y vino de vid, al que debe mezclarse antes de la consagración una muy pequeña cantidad de agua.

a. Pan de trigo (ácimo o fermentado según los diversos ritos).

b. Vino de vid (blanco, rosado o tinto).

c. El rito litúrgico del ofertorio, de mezclar unas gotas de agua en el vino, es obligatorio sub gravi.

5. Forma de la Eucaristía

La forma de este sacramento son las palabras con las cuales el Salvador consagro dicho sacramento.

Jesús la noche en que iba a ser entregado, tomo pan, y dando gracias lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomad y comed todos de el, porque esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros”. Del mismo modo, acabada la cena, tomo el cáliz, dando gracias, y lo paso a sus discípulos, diciendo: Tomad y bebed todos de el, porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía.

6. El Ministro de la Sagrada Eucaristía

Solo el sacerdote validamente ordenado es ministro capaz de confeccionar el sacramento de la Eucaristía, actuando en la persona de Cristo.

La prueba que ofrece la Sagrada Escritura es concluyente: el encargo hecho por Cristo en el Cenáculo a sus Apóstoles y a sus sucesores va dirigido exclusivamente a ellos, y no a la multitud de sus discípulos.

7. El sujeto de la recepcion de la Eucaristía

El Concilio de Trento también enseña que Todo bautizado es capaz de recibir validamente la Eucaristía, aunque se trate de un niño.

Para la recepcion lícita o fructuosa se requiere:

a. El estado de gracia.

b. La intención recta.

c. El ayuno eucarístico.

8. Efectos

Los efectos que la recepcion de la Eucaristía produce en el alma, son los siguientes:

a. Aumento de la gracia santificante.

b. Producción de gracia sacramental.

c. Perdón de los pecados veniales.

d. Prenda de vida eterna.

9. Presencia real de Cristo

La presencia real de Cristo en la Eucaristía es uno de los principales dogmas de nuestra fe católica. En la Eucaristía, por las fuerzas de las palabras de la consagración, Cristo se hace presente, de modo sacramental, en la integridad de su ser: cuerpo, alma y divinidad, en las especies de pan y vino.

El modo en que Cristo esta contenido en la Eucaristía es verdadera, real y sustancialmente. En la Eucaristía esta el mismo Jesús que nació de la Virgen Maria, que vivió ocultamente en Nazaret durante 30 anos, que predico y se preocupo por todos los hombres durante su vida publica, que murió en la Cruz y, después de haber resucitado y ascendido a los cielos, esta ahora sentado a la diestra del Padre.

10. Estructura de la Celebración Eucarística

a. Ritos iniciales: Son ritos introductorios a la celebración y nos preparan para escuchar la palabra y celebrar la Eucaristía. Comprende: Antífona o canto de Entrada y Procesión de entrada; Señal de la cruz y Saludo; Acto penitencial y Señor ten piedad; Gloria y Oración colecta.

b. Liturgia de la palabra: Escuchamos a Dios, que se nos da como alimento en su Palabra, y respondemos cantando, meditando y rezando. Comprende: Primera Lectura, Salmo Responsorial, Segunda Lectura, Aclamación al Evangelio: Aleluya y pericopa, Evangelio, Homilía, Credo o profesión de fe y Oración universal.

c. Liturgia de la Eucaristía: .Tiene tres partes: Presentación de las ofrendas, Oración sobre las ofrendas, Plegaria Eucarística (esta contiene los siguientes elementos: dialogo inicial, prefacio, Epiclesis, Narración de la institución, Anamnesis, Ofrecimiento del sacrificio, intercesiones y comunión de los santos, doxología final, Amen. Es el núcleo de toda la celebración, es una plegaria de acción de gracias en la que actualizamos la muerte y resurrección de Jesús).

d. Rito de comunión: Comprende: Padrenuestro, Rito de la paz, Fracción del pan, Acto de comulgar y Postcomunión.

e. Ritos de despedida: Son ritos que concluyen la celebración. Comprende la Bendición y la despedida y envío.